Nos encanta pasárnoslo bien y si es haciendo locuras o fiestas extravagantes todavía más. A finales de mayo, se celebra en la colina Cooper el tradicional Festival del queso rodante de Gloucestershire, en Inglaterra, cerca del distrito de Gloucester cuya localidad más cercana es Brockworth aunque con el paso de los años, la fama internacional del evento haya eclipsado su nombre.
El nombre oficial
de este festival es Cooper’s Hill
Cheese-Rolling and Wake y y se celebra el último lunes de mayo
debido a la festividad de Bank
Holiday de primavera. Sus orígenes son confusos. No se sabe a ciencia
cierta el año exacto en el que comenzó su andadura y lo único verídico es un
escrito de 1836 en el que se hablaba de él. Se estima, sin embargo, que este
festival tiene más de 200 años de historia y se puede confirmar que a partir de
1884 se tomó un carácter anual en esta festividad.
¿En qué
consiste?
No tiene mucha
complicación. Tampoco se requiere un cerebro avispado para conocer las reglas.
Desde lo alto de la cima se lanza un queso y la primera persona que lo atrape o
alcance la meta situada abajo de la misma, se lo lleva. El encargado de tirar
este bien tan preciado es el Maestro de
Ceremonias, un hombre ataviado con una bata blanca y un sombrero con una
banda de los colores del queso y sus lazos: blanco, azul y rojo.
El objeto de
deseo es un doble queso Gloucester que pesa exactamente 7 libras, unos 3,17
kilogramos al cambio. Se podría decir que la carrera es a vida o
muerte. Aunque suene algo exagerado, puede resultar más real de lo que
imaginamos. La colina es muy empinada y al tratar de correr a través de una
inclinación tan alta, es muy fácil perder el equilibrio y comenzar a rodar y
rodar. Llega un punto en el que, sin querer darnos cuenta, nuestra mente
empieza a preguntarse quién es el objeto rodante, si el queso o la propia
persona.
Capturar el
derivado de leche antes de detenerse en la llanura tiene mucho mérito. Con la
intención de facilitar de algún modo la proeza, el participante tiene una
ventaja de aproximadamente un segundo. Teniendo en cuenta que el queso puede llegar a alcanzar sin
rechistar los 112 kilómetros por
hora, es fácil pensar que la tarea no va a resultar fácil. Habría que
preguntarle a Usain Bolt si cuesta abajo lograría alcanzar estos registros.
¡Sería estratosférico!
Años atrás el
Festival del queso rodante fue cancelado por motivos de seguridad. Hay que
tener en cuenta dos cosas: primero, la velocidad que adquiere el queso es
peligrosa porque puede golpear fatídicamente a los espectadores; segundo, el
hecho de correr ladera abajo entraña multitud de peligros y que derivan en
infinidad de contusiones y fracturas de huesos. No obstante, la tradición es la
tradición y al siguiente año Gloucestershire
no se quedó sin este evento. Se organizó uno alternativo (sin servicio
sanitario, todo hay que decirlo) y el ganador volvió a ser el 6 veces campeón Chris Anderson.
Como la gente no estaba dispuesta a perder la tradición centenaria, se lanzó una campaña con el lema "Save The Cheese Roll", salvemos el queso rodante. Parece que dió resultado ya que desde entonces esta festividad se ha vuelto a celebrar de forma oficial.
Como la gente no estaba dispuesta a perder la tradición centenaria, se lanzó una campaña con el lema "Save The Cheese Roll", salvemos el queso rodante. Parece que dió resultado ya que desde entonces esta festividad se ha vuelto a celebrar de forma oficial.
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